Todo el saber divino
nos ofrenda el burrito al asentir,
que en la eterna pureza del espíritu
siempre empieza por sí...
No lo puede abrazar lo que no es siempre
ni lo puede sentir...
Lo vano acaba en no,
siempre empieza por sí;
lo sabe el burro milagroso, no,
mejor dicho, lo ignora, mas lo puede decir,
como pueden y saben nuestras almas
si siempre sienten, y
si saben compartirlo
a todos desde sí.
Jesús María Bustelo Acevedo
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